Federico Trillo: anatomía de una rata
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Nada podía hacer sospechar a Federico Trillo que la paz de sus paseos por Belgravia, el barrio de los muy ricos de Londres, donde en tiempos se podía coincidir con Margareth Thatcher y si se tenía mucha suerte con Elle Macpherson, iba a verse interrumpida por los fantasmas de los 62 militares del Yak 42, a los que no es fácil ahuyentar por mucha misa diaria que uno se trague en el Bromton Oratory o en la mismísima catedral de Westminster como acostumbra nuestro supernumerario embajador.